Así mismo convertimos una larga acera solitaria y lúgubre, que no contaba con el suficiente espacio para realizar otro tipo de intervención, en un verdadero paseo de la fama (2 segmentos de 25m), donde las cientos de pequeñas estrellas cambian de color con el tránsito de los peatones, haciendo de ello toda una experiencia nunca antes vista.